- Detalles
-
Categoría: Analístas Invitados
-
Publicado el Viernes, 05 Abril 2019 11:54
-
Visitas: 868
Vilma Fuentes
“De ahí que éstas, tus recetas-recitario, encanten (un, dos, tres por mí y por todos mis compañeros) y obnubilen a los hombres neomachines: nos hacen sentir, nos hacen saber (de sabor) amados, adobados, queridos, embarrados, ¡vaya!, cachonchuficados en baño María por ese deseo engendrador de más y más deseos, ¿quién no quisiera ser el siervo herido de una cocinera atrevida, con ella danzando entre las llamas de la hornilla, bronceada a fuerza de ondas de radio microwaves, y las cobijas con las cobijas a tu hombre? ¿Hambre el hombre? Diosa Tonantzin recuperada, manos echadoras de tortilla, dedos desmenuzados en chotneys de tamarindo y aves sonrojadas de tan tandoorys. No estas sopas no huelen a morilla, no a carnero, no a mandrágora o tomillo; sus efluvios no son los del maracuyá o el vinagre de romero. Tu álbum de seres cocinarios, tiene el buqué (dirían los courboasiers), el aroma (diríamos los gosos) singular, añorado de la Mujer, de la sacerdotisa, de la esposa, de la madre, hermanita Bebis. Lo dicho: comida a tu imagen y semejanza… Pasen, señoras y señores que la mesa está servida, que la anfitriona, la cocinera Lourdes Hernández, hermana Bebis, será la comidilla del día, el plato fuerte, la entrada, el entremés y la salida, a cinco, 100, mil tiempos… Pasen señoras y señores, que ya lo han dicho ellas, a la mesa y a la cama sólo una vez se llama.”
Leer más...