Víctor Ballinas y Andrea Becerril

El panista Ernesto Cordero fue electo anoche presidente del Senado para el último año de la 63 Legislatura, sin el apoyo de la mayoría de sus compañeros, que no estuvieron presentes en la votación y se presentaron al final, para llamarlo traidor.

El coordinador del PAN, Fernando Herrera, regresó después de la elección de Cordero al salón del plenos y a gritos reprochó desde su escaño que fue una puñalada y acusó al gobierno federal de haber metido la mano, en referencia a los cuatro panistas que acompañaron al PRI en la decisión de imponer a Cordero. Esto atenta contra el sano entendimiento del Parlamento mexicano. Es un verdadero atropello. Hoy queda claro quiénes son los traidores, quiénes negociaron y le dieron la espalda al pueblo.

Fue la forma en que el PRI cedió la mesa directiva al PAN, para Cordero, quien fue electo después de las 22:30 horas con 77 votos en favor y dos abstenciones. Sólo contó con sus compañeros Javier Lozano, Roberto Gil, Salvador Vega y Jorge Luis Lavalle, todos mencionados como el grupo contrario al dirigente panista Ricardo Anaya.

En cambio PRI, PVEM y parte del PRD y PT-Morena avalaron a Cordero, quien presidió el Senado en el primer año de la Legislatura.

Fue una gran jugada del coordinador priísta, Emilio Gamboa, quien no sólo impuso a Cordero contra la mayoría de los panistas. También votaron por Octavio Pedraza como vicepresidente, a pesar de que en sesión plenaria la mayoría de panistas votaron por Jorge Luis Preciado para ese cargo.

En tribuna, Preciado deploró la traición al partido de Cordero y los otros cuatro panistas. Pudo más la cartera que la camiseta, dijo, y lamentó que sigan pensando que son gobierno. Qué vergüenza que regreses de una licencia para ponerse como tapete del PRI, le dijo a Lozano.