Angeles Cruz Martínez

Entre las prioridades que tenía Germán Martínez Cázares en la agenda como director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) está la recuperación de mil 400 millones de pesos para el funcionamiento del programa IMSS Bienestar en zonas urbanas y, en específico, para la atención de mujeres embarazadas, así como resolver la nueva responsabilidad que se pretende dar al organismo de ser distribuidor de las medicinas a todas las instituciones del sector público.

El IMSS dejó de realizar esta actividad para sus unidades médicas a mediados de la década pasada, luego de varios intentos fallidos durante años para tratar de asegurar el abasto y surtimiento de recetas. En el cambio de estrategia se empezó a solicitar a los proveedores el requisito de que entregaran los productos en almacenes y farmacias de clínicas y hospitales.

Así creció la participación de empresas distribuidoras; algunas se especializaron en el manejo y traslado de medicamentos desarrollados mediante ingeniería genética, los cuales requieren condiciones especiales de temperatura, humedad, luz y mantenerlas a buen resguardo para garantizar su calidad, eficacia y seguridad en el tratamiento de enfermedades como cáncer, esclerosis múltiple, hemofilia y otras poco frecuentes.

Esto significa, de acuerdo con especialistas consultados por La Jornada, que la distribución de medicinas innovadoras y de alta especialidad no se resuelve con tener camionetas o depositarlas en cualquier lugar. Es un tema pendiente en el proceso de la primera compra consolidada que realizará el gobierno federal, luego del veto del presidente Andrés Manuel López Obrador a las tres distribuidoras más grandes.

Sobre el dinero faltante de IMSS Bienestar, se trata de recursos que hasta el año pasado formaban parte del componente de salud del extinto programa Prospera y se entregaban al IMSS para los servicios médicos de beneficiarias embarazadas.

En tanto, el Programa de Rediseño de la Estructura Organizacional (PREO) aprobado el pasado martes por el consejo técnico –mismo día que Martínez Cázares renunció a la dirección del IMSS– señala que hay 27 mil 920 plazas vacantes en el organismo, 6 por ciento del total.

La mayoría, más de 25 mil, son de base y 2 mil 564 de confianza. Si se ocuparan, se requerirían 6 mil 400 millones de pesos para el pago de salarios, indica el documento.

No menciona esta posibilidad; más bien se enfoca en la disminución de 15 por ciento del gasto en salarios del personal de confianza en las oficinas centrales.

Destaca la Secretaría General, cuyo titular, Christian Cervera –nombrado en enero pasado–, propuso subir el nivel de tres coordinaciones a direcciones, y de seis divisiones a subdirecciones, con el tabulador máximo para estas últimas. El PREO señala que se aplicará un ajuste para ahorrar 8 por ciento de los recursos económicos necesarios para el pago de salarios de 15 personas.