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Categoría: Analístas Invitados
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Publicado el Martes, 07 Noviembre 2017 10:12
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Víctor M. Toledo
Permítame, lector(a), adelantar una hipótesis: si hoy surgiera un candidato independiente que propusiera de manera legítima, honesta e informada una política por la supervivencia, una política por la defensa de la vida, no sólo ganaría, sino que arrasaría en las elecciones de 2018. Tal es mi impresión que surge del contacto en estos últimos meses con habitantes urbanos y de comunidades rurales, con académicos y estudiantes de varios niveles, con pueblos indígenas y maestros, con niños, jóvenes, maduros y de la tercera edad, con ciudadanos comunes y corrientes. La percepción que predomina es que el país está sumido en una doble inseguridad: la que surge de la impunidad, la corrupción y la ausencia de legalidad, y la que erosiona día con día las condiciones mínimas para la supervivencia. Cinco condiciones requiere todo ser humano para vivir bien: aire limpio para respirar, agua pura, energía a su alcance, alimentos sanos y un espacio vital, un hábitat seguro por donde circular o moverse. Todo ello está hoy amenazado, de una u otra manera y en diferentes grados, y aunque en principio estas condiciones básicas mínimas se encuentran más vulneradas entre los sectores marginados y populares, también alcanzan a los sectores medios, y hasta a las clases pudientes. Este es el caso de las mayores ciudades donde el aire contaminado, la sobrepoblación de automotores, la contaminación auditiva y el hacinamiento hacen a las urbes inhabitables para todos y todas.
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