José María Carmona
A unos días de la jornada electoral y casi 90 días de campaña electoral que ha resultado muy miserable en la oferta para resolver los problemas del país y las demandas ciudadanas.
Como se sabe serán más de 24 mil puestos de elección popular que están en juego; el proceso electoral no ha sido pacifico, está marcada por la violencia y la “mano invisible” del crimen organizado, tales características son ampliamente conocidas por la opinión pública.
Pero lo anterior, no es lo más importante, a pesar de la elección presidencial entre dos candidatas y un candidato, sino que el régimen político no cambiará, a pesar de que está agotado o en crisis.
Durante todo el periodo del gobierno de la 4T, las instituciones del estado han sido desmanteladas y con ello la violación a la ley; los gobiernos a todos los niveles no son capaces de solucionar las demandas ciudadanas.
Las condiciones de vida de la mayoría de la población están deterioradas, la inseguridad ya no las puede solucionar ningún nivel de gobierno.
El sistema de salud, está hecho pedazos ante la incapacidad del poder gubernamental, más de la mitad de la población de este país no tiene cobertura de salud y tiene que dedicar una buena parte de sus ingresos a este aspecto.
Ni que decir, del sector educativo y el fracaso del modelo llamado “la nueva escuela mexicana” donde se pueden decir muchas cosas a nivel pedagógico y los bajos niveles de aprovechamiento de los estudiantes, además del fracaso en materia de infraestructura educativa.
Hoy el 75 por ciento de los mexicanos viven en los centros urbanos y un porcentaje similar de las viviendas son de autoconstrucción; el desorden, anarquía y la falta de una política urbana caracteriza a las ciudades del país.
Los gobiernos municipales no tienen la capacidad institucional para resolver la demanda en materia de servicios públicos, a esto hay que agregar los conflictos entre los diversos niveles de gobierno, donde los gobiernos municipales en la mayoría de los casos salen perdiendo y qué decir de los pequeños y marginados municipios.
A todo esto, hay que agregar la actividad del crimen organizado que domina partes importantes del territorio nacional.
Se puede agregar más problemas nacionales, pero no es necesario, lo cierto es que la clase política del país está convertida en un verdadero parásito que vive del estado mexicano, solo importa el poder por el poder y se alimenta de la corrupción y los escándalos de corrupción; la pugna por el poder entre las diferentes fuerzas políticas del país es el deporte nacional salpicado de sangre y muerte bajo la bendición presidencial.
De esta manera los 24 mil cargos de elección popular que se votarán el 2 de junio serán ocupados por los nuevos parásitos que vivirán de las finanzas públicas y la corrupción, los problemas nacionales no importan, de esta manera los nuevos servidores públicos volverán hacer parásitos de estado.