José María Carmona
Inevitablemente llora Paris desde la noche del 14 de septiembre cuando se produjo una serie de atentados en Paris, capital de Francia. Las victimas llegan a más de 150 personas. Los atentados terroristas se hicieron indiscriminadamente sobre la población indefensa, asesinando personas en una función artística o en un estadio de fútbol. Una acción criminal repudiable e inaceptable.
Es de repudiar en primer lugar este accionar terrorista que ensucia y debilita la causa de los pueblos árabes, en especial del sirio o palestino en su lucha contra el imperialismo y sus aliados reaccionarios como Bashar al Assad o el sionista Benjamín Netanyahu. Y porque nuevamente es utilizado por el imperialismo francés, por su gobierno socialdemócrata Hollande, para fortalecer la represión sobre su pueblo y su juventud.
El origen de este atentado está en el conflicto de Siria y la reiterada intervención imperialista de la llamada Coalición contra el terrorismo que encabeza EE.UU e integran Inglaterra y Francia, que actualmente bombardea el territorio sirio. De la misma manera que lo hacen Rusia e Irán.
El dictador Bashar al Asaad salió a declarar que también es responsable de lo que sucedido el gobierno francés, que “avala” al terrorismo” opositor contra su “gobierno legitimo”. Esto es falso. Tanto Bashar como Francia y como el imperialismo yanky tienen su cuota de responsabilidad de estos atentados. En primer lugar, el de Bashar al Asaad no es un gobierno “legitimo” sino una dictadura que enfrenta desde 2011 una revolución popular que fue parte de la “primavera árabe” iniciada en Túnez y Egipto. Desde entonces viene masacrando a su pueblo con tanques, bombardeos y armas químicas. Con el apoyo abierto del reaccionario Putin que está bombardeando indiscriminadamente a la población civil que se opone al dictador. En segundo lugar, Francia, Inglaterra, Turquía y los EE.UU con su coalición, bombardean las zonas rebeldes, coordinando con Bashar y Rusia, con el mismo argumento de combatir el “terrorismo” del ISIS. O sea, todos, objetivamente, sostienen a Bashar o buscan una salida negociada con el dictador. Como se está discutiendo en Viena y en la reunión del G 20 de Turquía.
En la guerra de Siria hay tres frentes: 1) el que encabeza la dictadura de Al Asaad, 2) el del reaccionario ISIS (Estado Islámico) y 3) el de los restos del pueblo rebelde armado que dio inicio a la revolución popular de marzo del 2011, del que forman parte el Ejercito Libre de Siria (ELS), variadas milicias independientes y las brigadas kurdas de Kobane y otros lugares.
El ISIS, que ha reclamado ser el autor de los criminales atentados en Francia, es un desprendimiento de AL Qaeda, una milicia yihadista ultra reaccionaria que fue creada en 2013 y financiada en sus comienzos por las monarquías petroleras y proyanquis de Arabia Saudita, Qatar y por Turquía. Se sospecha que Bashar la dejó correr incluso liberando a muchos de sus militantes que estaban presos en sus cárceles. Juegan un papel de quinta columna para derrotar la rebelión popular contra Bashar con el proyecto de crear un “califato” o sea una nueva dictadura pero de tipo teocrática.
Por eso sus acciones terroristas en Francia o donde fueran deben ser repudiadas, porque están al servicio de una causa reaccionaria y contribuyen a crear más confusión sobre las masas, sobre quiénes son sus verdaderos enemigos que son el imperialismo, Rusia y sus agentes como Bashar y todos los gobiernos reaccionarios del Norte de África y Medio Oriente, incluyendo, entre ellos, a Israel y también el ISIS.
Ahora Francia, EE.UU, Alemania y todo el imperialismo y sus aliados van a querer presentarse como “victimas” cuando en realidad son, históricamente, los máximos responsables de esta crisis.
El imperialismo francés tiene una larga historia de violencia colonial en África. Ahora son parte de la coalición que bombardea sistemáticamente Iraq y Siria. Junto a Alemania y EE.UU que avalan la política belicista de la OTAN. Y apoyan los crímenes del sionismo contra el pueblo palestino. Y son insensibles ante el drama de los centenares de miles de refugiados que llegan a Europa escapando de la miseria y el hambre capitalista y de las guerras que provocan.
Es por ello que las fuerzas democráticas, los trabajadores deben de repudiar, una vez más, estos nuevos atentados terroristas que ensucian la causa de los pueblos en lucha y ayudan objetivamente, al imperialismo para seguir aplicando su política de represión y bombardeos en Siria, Iraq o Afganistán.
Solo la lucha de los pueblos del mundo podrá terminar con las agresiones imperialistas y con dictaduras genocidas como la de Bashar al Assad.