José María Carmona  

Después del proceso electoral del pasado 4 de junio, independientemente de las irregularidades e impugnaciones por los supuestos fraudes electorales en los estados de México y Coahuila por parte de Morena y el PAN en el primero y el segundo por el PAN y el PRD  a lo que se  ha llamado una elección de Estado.

El proceso por la sucesión presidencial del 2018 está abierto, los aspirantes por la silla de la águila ya están en plena campaña y como digiera Emiliano Zapata que la misma estaba embrujada porque el que se sentaba en ella perdía la razón por las ambiciones políticas.

En este contexto y ante la profunda crisis del sistema de partidos, en particular el PRD, el gobernador de Michoacán Silvano Aureoles ya inicio la carrera tras la silla presidencial y en octubre o noviembre pedirá licencia para buscar la nominación a la candidatura por parte del PRD.

Mientras tanto el partido de las izquierdas que salió más fortalecido del proceso electoral pasado es Morena y su dirigente Andrés Manuel López Obrador  quien pone las condiciones para la unidad de las izquierdas y ya dijo que únicamente va con el Partido del Trabajo que por cierto fue aliado del PRI en algunos procesos electorales del año pasado.

En este sentido Silvano Aureoles se ha pronunciado por no buscarle la cara al mesías de López Obrador y se presenta como el gobernador mejor evaluado del PRD; mientras tanto AMLO acusa al  PRD de ser un partido corrupto y palero de la “mafia del poder”.

Pero Aureoles no descarta la posibilidad de aliarse con el mismísimo  PRI y hay que recordar las buenas relaciones que tiene con Peña Nieto y el papel importante que jugó en el Pacto por México que llevaron a las reformas estructurales.

Ante la caída de aceptación de Peña Nieto y que hoy la mayoría de los electores han votado contra el PRI y la propia crisis del PRD, al mismo tiempo del avance de Morena, esta posibilidad de alianza no es una idea descabellada de Silvano Aureoles.

Mientras tanto, el dirigente estatal del PRD Carlos Torres Piña se manifestó en contra de las aspiraciones de Aureoles porque puede políticamente destabilizar al estado y califico como un absurdo plantear una alianza con el PRI con lo que de hecho existe una fisura entre el dirigente perredista y el mandatario estatal.

Pero para echarle  limón a la herida Fidel Calderón ya se manifestó por elecciones extraordinarias en caso de que se vaya Silvano Aureoles en busca de la presidencia.

En otro orden de ideas, los problemas estructurales de Michoacán no están resueltos ni presentan un avance significativo, si bien es cierto que el problema financiero se encuentra “bajo control”, la deuda pública estatal es un gran problema y limita el crecimiento pero  sigue siendo una carga para los michoacanos.

El problema de la educación y  el avance de la reforma educativa dejan mucho que desear y es una problemática estructural, y que decir el sector salud que se encuentra en terapia intensiva afectando a miles de michoacanos.

Por otro lado, el combate a la corrupción tiene un avance cero, aun no hay responsables del manejo financiero y la opacidad de cómo se manejo la famosa licuadora.

Ni que decir, de la violencia y la inseguridad que golpea a miles de michoacanos, aunque recientemente el propio gobernador ha reconocido que según él los índices de inseguridad han bajado pero la ciudadanía no los percibe.

En cuanto a la política social, los programas instrumentados todavía no son objeto de una evaluación que indique una disminución del nivel de pobreza en todos los aspectos en la entidad michoacana al contrario, ha aumentado de manera significativa.

El relativo crecimiento económico de Michoacán registrado en los últimos meses no se deja sentir en la mayoría de los michoacanos.

De esta manera, hoy Silvano Aureoles levanta la mano en busca de la silla presidencial, mientras que Michoacán sigue pendiente la agenda gubernamental que levanto y con la que gano la gubernatura, por lo tanto, la entidad tendrá otro gobernador interino o sustituto según los tiempos políticos, mientras Michoacán continua en el rezago social.