José María Carmona
La crisis financiera como se pronostico en este espacio a principios del año ya llego y para las autoridades hacendarias y monetarias las causas principales son de carácter externo como se sabe la elección presidencial en los Estados Unidos donde existe la incertidumbre por el efecto Trump, la caída de los precios internacionales del petróleo y el probable aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Por el factor interno, en lo que va del sexenio de Peña Nieto, el peso mexicano lleva una devaluación del 40 por ciento, los ajustes al gasto público en este año y el recorte al presupuesto del 2017, así como el aumento en el índice de precios al consumidor mensual de 0.61 por ciento, acumulada del 2016 de 1.47 por ciento y la anual de 2.97 por ciento , que de acuerdo a la tendencia y tomando en cuenta el índice de devaluación, la inflación anual puede llegar arriba del 3 por ciento, fuera de lo proyectado por el Banco de México para este año.
De esta manera los efectos en el aumento del precio de las importaciones en su mayor parte son de bienes intermedios y bienes de consumo que repercuten ya en el nivel de los precios al productor, pero todavía hay inventarios por lo que no se siente los efectos inflacionarios de inmediato.
La otra variable fue el aumento de las tasas de interés interbancaria que ya es de 5.1 por ciento, por lo que afectara principalmente las tasas de interés que se cobran en las tarjetas de crédito afectando negativamente el consumo interno que hasta ahora ha sido el motor del crecimiento económico.
Por todos estos factores financieros, de acuerdo a la consulta hecha a los especialistas por parte del Banco de México el pronóstico del crecimiento económico para el 2016 oscila entre 2.1 a 1.9 por ciento.
Y para 2017 este crecimiento tendrá una tendencia a la baja y en parte depende de cómo quede la negociación del presupuesto, donde como se sabe hay una disminución en el gasto de inversión de acuerdo a lo proyectado.
Como se sabe 2017 afectara directamente al gasto social donde destaca el aspecto educativo y la salud lo que significa menor inversión y también para infraestructura.
Resulta inaceptable que las expectativas de los inversionistas tanto internacionales como nacionales dependan de los resultados del primer martes del mes de noviembre cuando se elija al nuevo presidente o presidenta de los Estados Unidos.
Pero ante todo, existe una óptica diferentes de los determinantes en el desencadenamiento de la crisis financiera y que se transformara en el corto plazo en económica, y es el modelo económico instrumentado desde hace 30 años de carácter monetarista donde lo que importa es la estabilidad de las variables financieras sobre el crecimiento económico.
Otro factor a considerar y que repercutirá en el gasto público es el costo de la deuda externa del país que ya es superior al 50 por ciento del PIB.
De esta manera la crisis económica está a la vuelta de la esquina y lo más grave del asunto es las repercusiones negativas en el aspecto social y el nivel de vida de la mayoría de la población.
A lo anterior hay que agregar la crisis de seguridad, la política donde el ingrediente principal son los escándalos de corrupción y el descontento social en contra de la figura presidencial y toda la clase política lo que configura en el país un escenario semejante a una bomba molotov que puede estallar en cualquier momento. En conclusión la crisis económica y social está a la vuelta de la esquina.